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Espacios y bienes comunes (commons).

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Uno fun (talkcontribs)

Internet es una red global de computadoras que se encuentran interconectadas a través de una gran infraestructura de routers, NAPs (Network Access Points) y sistemas informáticos. También depende de satélites, miles de millones metros de estructura de cables, y miles de routers wireless que transmiten señales entre los ordenadores y las redes. Todos los dispositivos conectados a estas redes pueden comunicarse y hablar el idioma de Internet gracias a protocolos standard de comunicación informática llamados TCP/IP (Transmission control protocol / Internet protocol ).

Es un sistema global donde los cables entrecruzan países, océanos y fronteras, conectando a distintos lugares del mundo, formando una gran comunidad virtual que incluye a todos los usuarios. Internet se piensa como una sola entidad unificada, un gigantesco sistema hecho de otros sistemas más pequeños, donde cada usuario puede considerarse parte de la World Wide Web. Por esta razón se establece que Internet no pertenece a nadie; hay organizaciones que determinan su estructura, cómo funciona y cómo trabaja, pero la red en sí misma no tiene un dueño específico. No existe un gobierno o una empresa que sea único propietario de Internet.

Podemos considerar a esta gran red como un espacio común donde la interacción social es virtualizada, permitiendo una creación colectiva que debemos asimilar como un paso más en la evolución humana. 24

Así, la digitalización de muchos procesos productivos, acompañada de la importancia cada vez más trascendental de las ideas y del conocimiento para la economía global, distorsiona las regulaciones económicas respectivas al control de bienes inmateriales y digitales, que ponen a libre disposición esta nueva aldea global creada por internet.

Unas de las principales problemáticas que giran en torno a la propiedad privada y al copyright son las nociones de “espacios comunes”, “bienes comunes” y sus respectivos alcances.

Según Yochai Benkler:

“Los bienes comunes son espacios institucionales en los que los agentes humanos libres de las restricciones específicas requeridas por los mercados (...) pueden usar recursos gobernados por (...) restricciones diferentes de las impuestas por el derecho de propiedad. Dado que transitamos hacia una economía de información en red, cada punto de control sobre la producción y el flujo de la información y la cultura se convierte en un punto de conflicto entre el antiguo modelo industrial de producción y los nuevos modelos distribuidos”. (citado en Helfrich, 2008 :128)

Teóricamente, Internet reúne gigantescas cantidades de información que aumentan la transparencia y la posibilidad de conocer distintos temas y posiciones políticas al respecto. El problema es que, en la práctica, ocurre lo contrario. Por esto se sostiene que en Internet la opinión pública se desintegra debido a la enorme cantidad de oferta y a la selección activa. La atención del público no se enfoca en temas específicos como sucede en los medios de información tradicionales, cuestión que imposibilita la existencia de una agenda común necesaria para formar una opinión pública que funcione adecuadamente. 25

Por otra parte, el hecho de que en Twitter, en los blogs y en Facebook se retomen las noticias que tratan los diarios más leídos, implica que los temas siguen siendo impuestos por los medios dominantes. Las principales razones por las que se dan estas situaciones de replicar noticias, reflejan la falta de lugares en los que se traten estos discursos de manera que posibiliten el debate abierto político y social.

En ese sentido, Christoph Neuberger y Manuel Wendelin sostienen que:

“el acceso técnico a lo público se ha vuelto más fácil, pero eso no quiere decir, ni mucho menos, que se nos tome en cuenta o tengamos alguna resonancia. También en Internet unos pocos proveedores concentran la mayoría de los usuarios, mientras que numerosos sitios web en la long tail de Internet son visitados muy rara vez”. (2012 :11)

En síntesis, Internet no conduce automáticamente a democratizar el acceso a la información, sino por el contrario, “confirma la preocupación de que Internet agudice incluso la desigualdad social, porque los que aprovechan sus posibilidades son sobre todo los grupos de población ya de por sí privilegiados”. (Neuberger y Wendelin, 2012 :11)

Sin embargo, nuestro enfoque difiere si nos referimos a aquellos detractores y pesimistas que sostienen que el activismo a través de internet desemboca en un slacktivismo, definido como forma de protestar con solo hacer un click desde el hogar. Según nuestra propuesta Internet en vez de hacer decaer a los espacios públicos urbanos como punto de encuentro social, fuerzan su renacimiento, al poder reinterpretar estos espacios a través de las redes sociales mediante una visión propia, con un discurso más real que el activismo de una causa ajena, como lo acusa el termino slacktivismo. 26

Según Silke Helfrich (2008), el concepto en inglés “commons” discutido en la conferencia internacional interdisciplinaria sobre “Bienes comunes y Ciudadanía” da sentido a una propuesta política que comprende cuatro aristas fundamentales, a saber: a) uso y manejo de recursos y bienes sociales, naturales y culturales; b) el acceso a dichos recursos y bienes; c) el proceso de producción y reproducción social de bienes y del bien común (commonwealth) y d) la justicia distributiva.

Este renacimiento del espacio público trae aparejada una fragmentación de lo espacial y lo social que desemboca en su calidad de temporal y efímero. Estos espacios, lejos de gestarse con ánimos de lucro, la mayoría de las veces se cristalizan mediante espectáculos culturales, veladas artísticas, exposiciones en edificios públicos, feria de libros, encuentro de artesanos, etc; de modo tal que en Internet tienen que ver con información y productos virtuales ubicados en la nube (música, imágenes, símbolos, textos, etc), accesibles a través plataformas interactivas abiertas.

Surge un nuevo “espacio público intermedio” como consecuencia de la fusión de los espacios públicos urbanos y digitales, convirtiéndose en un medio híbrido de la proliferación de smartphones y otros aparatos tecnológicos dotados de internet, manipulados a través las redes sociales en la web 2.0.

Así, este “espacio público intermedio” se instaura como bastión con el potencial para poner en jaque los poderes políticos-económicos y culturales, como sucedió en la revolución de Egipto de 2011, y el estallido de la guerra económica por piratería de materiales culturales protegidos por copyrigth, ante la transferencia digital de archivos punto a punto que permite internet.

Desde esta concepción de los espacios públicos como híbridos resultantes entre lo urbano y lo digital, es que el presente trabajo final de carrera pretende articular las 27

intervenciones culturales en pos de una difusión abierta y participativa tal como se entiende la comunicación virtual en red de la actualidad. Sin embargo, es fundamental destacar que ni los recursos como tales ni un determinado régimen de propiedad en sí constituyen por sí mismos un common, sino que se refiere más bien a la relación entre la gente y entre la gente y su entorno cultural.

Los bienes comunes, entonces, son los espacios construidos por la sociedad, los artefactos, los eventos y las técnicas culturales de uso y goce común. La problemática que desencadena la ambigüedad del término "bien" es pensarlo como propiedad privada o dominio, ya que este límite difuso es el eje central que pretende regular este trabajo final mediante prácticas distributivas y comunitarias en codificación de contenido cultural mediante licencias participativas.

La virtualidad al poder reproducirse no se reparte, cosa que pasaría con recursos naturales o materiales en general, sino que se comparte mediante la reproducción ilimitada, muchas veces coartada por empresas con ánimo de lucro.

En la actualidad quien controle las comunicaciones digitales posee más poder real que quien controla las leyes de censura. Un software puede vedarnos lo que el Pacto de San José de Costa Rica nos permite.

La finalidad de los commons y de este trabajo es promover las conexiones en el ámbito social, para reflejar una identidad cultural ajena a los intereses de las grandes empresas corporativas y del Estado.

Algunas de las posibles soluciones son las propuestas de Richard Stallman con su proyecto de Software Libre GNU y Lawrence Lessig mediante las licencias de propiedad intelectual Creative Commons. Stallman por su parte propone que todos los softwares tengan la posibilidad de modificar su programación según las necesidades del usuario, 28

es decir que tengan el código abierto. Lessig establece distintas maneras de regular una creación de propiedad intelectual, para que esta pueda circular por Internet y ser utilizada por los usuarios sin caer en penalizaciones, ni censuras. Ambas propuestas promueven lo que Stallman deja por sentado en el Manifiesto GNU: "Volver al espíritu de cooperación que prevaleció en los tiempos iniciales de la comunidad científica y los usuarios de computadoras".

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